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Autonomia

 



Si quieres que tus hijos mantengan los pies sobre la tierra, no olvides colocar algunas responsabilidades sobre sus hombros

El desarrollo de la autonomía es prioritario en la educación de los niños. Gracias a la mejora de su autonomía, el niño será capaz de realizar por sí mismo y sin la ayuda de los demás aquellas tareas que son propias de su edad. 

 Un niño autónomo es aquel que es capaz de realizar por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su edad y de su entorno socio cultural.

– Un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requiere ayuda continua, con poca iniciativa, de alguna manera sobreprotegido.

La autonomía está ligada al desarrollo de la responsabilidad, van de la mano. Cuando el niño hace cosas por sí mismo, puede aprender que sus actos tienen consecuencias y valorar las mismas, puede entender la importancia de hacer las cosas con responsabilidad.

¿Qué pasa si no se promueve la independencia en la infancia?

Lo contrario de promover la autonomía es tener  sobreprotección por parte de los padres, que terminan construyendo una relación basada en una dependencia muy negativa para sus hijos. La sobreprotección envuelve al niño en un halo que le impide madurar adecuadamente

Cómo enseñar a ser autónomos a los niños - Hábitos de autonomía

Involucrar a los niños en las actividades y tareas cotidianas en el hogar pues,  desde el consentimiento y la  motivación, en lugar de ser una obligación que los niños terminen percibiendo como una carga. ¿Qué haces tú para fomentar la autonomía de tus hijos?

El aprendizaje de la autonomía en la infancia depende de dos factores:

1 - Del ritmo madurativo del niño, ya que no todos los niños se van desarrollando de la misma manera ni al mismo compás.

2 - De la educación recibida de sus padres. Siendo este el factor más importante y un componente que se puede controlar.

¿QUÉ HÁBITOS ENSEÑAR?

¿Qué cosas le pido a mi hijo, en qué momento  y atendiendo a que  características y capacidades.?

 – Como norma general todo aquello que el niño pueda hacer solo, siempre que no entrañe peligro, debe hacerlo él mismo.

HIGIENE
Todo lo referido a la higiene y autocuidado personal: por ejemplo: control de esfínteres, lavarse las manos solo, cepillado de dientes, el baño, lavarse la cabeza, peinarse.

VESTIDO
Todo lo que se refiere al uso de las prendas y su cuidado: ponerse distintas prendas (pantalones, calcetines, abrigos, zapatos, cremalleras, botones…), guardarlas en el lugar adecuado,.

COMIDA
Relacionado con la conducta alimentaria: Comer solo, uso de los distintos instrumentos, respetar unas normas básicas de educación en la mesa, Comer de todo y sin ayuda.

VIDA EN SOCIEDAD Y EN EL HOGAR
Son hábitos referentes a la relación con los demás, van desde saludar a la gente conocida, escuchar, pedir por favor y dar las gracias; respetar turnos en juegos, pedir prestado, conocer los lugares para cruzar la calle, evitar peligros (enchufes, productos tóxicos)


 Consejos para fomentar la autonomía en los niños

Puede parecer que con 5 años los niños son muy pequeños para que , en esta etapa (y en las anteriores) debemos sembrar las semillas que les ayudarán a ser adultos responsables, con una buena autoestima y capaces de tomar decisiones.

Debemos tener en cuenta que estas actividades no las realizarán a la perfección al primer momento, por lo que es necesario darles ánimo para que practiquen. Además,  nunca las podemos plantear como la necesidad de quitárnoslas nosotros de encima, sino de implicar a nuestros hijos para educarles en la responsabilidad y la autonomía.

 ¿CÓMO SE ENSEÑA?

Poco a poco nuestros niños van creciendo, se van haciendo más autónomos y reclaman su espacio, quieren hacer ellos solos muchas cosas. Pues este es el momento de ayudarles, dejar que vayan probando, que lo intenten, siempre que no corran peligro. Hemos de enseñarles los pasos estando a su lado y estimulando su aprendizaje. 

Debemos de dejar hacer y dejar de proteger en exceso. A veces frenamos su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos. Entorno a los 20/24 meses el niño tiene capacidad para ser autónomo en pequeñas acciones cotidianas. Si protegemos en exceso, le enseñamos que los que saben hacerlo son los adultos y le vamos acomodando, desarrollaremos una actitud cómoda.

El desarrollo de la autonomía es un proceso gradual que debe adaptarse a la edad del niño. Es importante proporcionar experiencias para que el niño pueda desarrollar su autonomía pero teniendo en cuenta su edad y su nivel madurativo, así como ritmo de desarrollo. Exigirles demasiado sin que estén preparados para ello, puede tener consecuencias negativas. La etapa del “yo solo” por la que pasan los niños puede ser muy estresante para los padres pero es fundamental para el correcto desarrollo de los niños y debemos ayudarles pero no impedirles que desarrollen actividades por sí mismos.

·        Aprovechando los momentos relajados en familia.

·        Que le exijamos algo adecuado a su edad.

·        Hacerlo siempre y en todo lugar: todos los días.

·         Preparar lo necesario: si le vamos a exigir guardar sus juguetes, hay que prepararle un lugar adecuado. Hay que explicarle muy clar
ito y con pocas palabras qué es lo que queremos que haga, dándole seguridad: “Desde hoy vas a ser un chico mayor y te vas a lavar la cabeza tú solito, sé que lo vas a hacer muy bien”.

·        Enseñarle a través del modelaje: mostrarle cómo.

·        Pensar en voz alta mientras lo haces: “Primero me mojo bien la cabeza, después me echo un poco de champú en la mano…”

·         Elogiarle los primeros avances.

·        Poco a poco disminuir la ayuda.

·         Las prisas no son buenas: preparar el tiempo necesario, al menos al principio.

·         Hay que revisar cómo va realizando lo que se le encomienda. Si un niño está aprendiendo a peinarse tenemos que revisar que ha quedado bien.

·         Debemos dejar que ensayen que se equivoquen, que se mojen, que se manchen, que se caigan…

·         La actitud del adulto debe ser siempre amable y empática, ambiente relajado y sin prisas. Siendo ejemplo.

·         Hay que buscar  actividades que los pequeños puedan realizar, es decir, que sean apropiadas para su edad y momento madurativo. Se debe explicar qué tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer, de manera clara y con pocas palabras, en un ambiente relajado y sin prisas.

·         Será la práctica  diaria y repetitiva pues  todos los días nos lavamos las manos, siempre en circunstancias similares, todos los días nos cambiamos de ropa y nos bañamos en horarios similares, etc..

 

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