Todos somos conscientes que actualmente la fiabilidad de poder diagnosticar autismo se sitúa entre los 18 meses y los 2 años y que las herramientas marcadoras o predictoras aplicadas a una edad muy baja pueden llevar a confundir fácilmente TEA con otras alteraciones, especialmente en caso de bajo cociente intelectual. Varios estudios hacen hincapié en algunos signos/síntomas evidentes a partir de los 12 meses como, características y estilos de comunicación social, menor sincronía en la interacción con los padres, menor fijación visual en las caras, bajas respuestas evocadas por la mirada, apreciación de conductas repetitivas y o estereotipias, juego atípico en su exploración y funcionalidad, alteraciones en la regulación emocional, disminución de la orientación social, así como una baja actividad física durante la interacción social, etc. Aun siendo conscientes de la importancia y necesidad de estos estudios dirigidos a identificar a edades más tem...