La importancia de los límites y las normas para los niños
Los
límites forman parte de la vida de la
persona. Son sanos y necesarios para la adecuada convivencia. Si somos
demasiado permisivos, nuestros hijos podrían convertirse en niños tiranos, déspotas.
Los
límites y normas establecen los mínimos de lo que está permitido en los
distintos contextos donde interactúa, a fin de que la convivencia funcione (ya sea en casa, en el colegio, en el parque
o distintos ambientes).
Los
límites y normas ayudaran al niño a sentirse seguro, a conocer lo que puede o no hacer en un contexto
y momento determinado. Son una guía de conducta, necesitan tenerlos y aprender
a controlar su conducta. Ayudan asumir las responsabilidades de sus actos, a la
toma de decisiones y autorregulación.
Las normas y sus consecuencias en
el incumplimiento han de ser claras, concretos y asegurarnos de
que las entienden, con mensajes coherentes, cortos y específicos. Hemos de
darle tiempo para que entienda lo que se le ha dicho, teniendo en cuenta su
edad y sus características personales. Explicarles que cumplir la norma es
importante y ayuda al bienestar. Utilizar frase en positivo, siempre responden
mejor cuando le comentamos la norma
Las normas han de responder a las
necesidades de la familia y estar consensuadas.
El cumplimiento de las mismas y sus consecuencias han de ser coherentes por
parte de todos los miembros de la familia, no mostrando discrepancias. Ser
firmes en la aplicación de las normas, aunque siempre hay situaciones que
tenemos que ser flexibles. Por otra
parte hemos de estar atentos a lo largo
del día, en la convivencia cotidiana, cuando la norma se cumple y reforzarla siempre
positivamente.
Los niños responden mejor a
normas y límites que se expresan de forma afirmativa en lugar de negativa. Por ejemplo en lugar de indicar solo “no se chilla
añadir, hablemos en vos baja y tranquila”
Para
mantener las normas, los padres en muchas ocasiones tienen que reafirmarse en el “no”. Esta respuesta
es fundamental, ya que le va ayudar a
madurar, a aprender que no siempre se puede hacer lo que ellos quieren,
aprendiendo así a tolerar y gestionar la
frustración. Si hemos planteado una norma que consideramos importante,
no podemos ceder pues lo acostumbraremos a que con sus rabietas, llantos, etc,
puede cambiarse.
Así
pues, es fundamental ser coherentes al aplicar las normas y límites. Si los
padres no mantienen una postura firme, los niños pueden confundirse y no
entender lo que se espera de ellos.
Podemos colocar a la vista del niño un panel con las normas, según su edad dibujada con imágenes o escrita. Esto nos permitirá recurrir al panel cuando no se cumplan y hablando sin alterarse.
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