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Fomentemos el juego de puzzles con los niños.

 


    Estudios realizados en la universidad de Chicago, del departamento de Investigación de la Primera Infancia  publicaron  un artículo sobre la relación aprendizaje y puzzles. Estudio realizado con niños entre 2 y 4 años. Las conclusiones iniciales a las que llegaron aportan una relación significativa entre juego con puzzles y mejora en el desarrollo de habilidades espaciales y cognitivas.

    Los puzzles son juegos, que ponen a prueba el razonamiento e ingenio del niño. Existen una gran variedad de puzzles cuyo objetivo es estimular el pensamiento lógico, además de divertidos y entretenidos, son una excelente herramienta para el desarrollo de los niños.

 
    Un puzzle para niños es una gran alternativa de juego para todas las edades, desde los primeros años hasta una edad más madura. La capacidad de atención y paciencia que le aportan al niño tiene un valor significativo. Los rompecabezas  ayudan a desarrollar habilidades importantes. Para completar un rompecabezas, ya sea uno de cinco piezas u otro más complicado el niño debe practicar la precisión motora fina, concentración, la percepción visual.

Habilidades que fomenta el juego con los puzles:

Atención y concentración: implica observar la imagen a completar, es preciso realizar una organización de ideas del conjunto que el niño tiene delante.

Comprensión de una estructura espacial, imágenes, conceptos dentro, fuera, arriba, abajo etc. Los puzzles facilitan que los niños comiencen a pensar en tres dimensiones y, se familiaricen con las figuras y formas.

Memoria visual, en función del esquema previo de la globalidad, recordará formas, imágenes, colores, igualdades, similitudes, partes, etc. Cada pieza del puzle forma parte de una imagen más amplia, lo que le enseña a hacerse una idea general sin perder de vista los detalles. Entrena su percepción visual y aprende a distinguir las diferencias en dimensiones, formas, tamaños y colores. 

Razonamiento y lógica Ha de dar significado a las partes y organizar formas espaciales para conseguir un todo. Los puzzles desarrollan habilidades de resolución de problemas y pensamiento crítico del niño. Potencian la resolución de problemas que le causan dificultad, sin darse por vencido, aplicando la paciencia y la tenacidad.

Motricidad fina a través de la manipulación de las piezas y los movimientos de ensartado y pinzado.   Agarrar y toquetear piezas de rompecabezas activa los músculos más pequeños de manos y muñecas, mientras que seleccionar y colocar las diferentes piezas mejora su coordinación mano/ojo.  Paciencia

Desarrollo de la paciencia y perseverancia. Resolver y planificar exige paciencia ensayo error,  trabajar lentamente en el rompecabezas antes de llegar al final. Ante las pequeñas dificultades que le pueden surgir en el proceso, así como una dosis de tolerancia ante la frustración.

Autoestima: El puzzle puede ser un desafío, un reto y la resolución del mismo, solo o compartido, eleva la  autoestima.

           Pero montar un puzzle también nos permite poner  en marcha otros elementos que dan calidad al aprendizaje y si se comparten, tendremos factores emocionales imprescindibles en la educación. La triada niño/padres/rompecabezas.

      Para elegir el puzzle adecuado, se puede comenzar a partir de los 20- 24 meses con juegos de 2 a 4 piezas, dependerá de la capacidad resolutiva e interés  que le proporcione el juego y como los adultos seamos capaces de interactuar con él. Al principio lo adecuado es compartirlo, ayudarle a descubrir las pequeñas estrategias de forma gradual.

Edades tempranas: Para los niños más pequeños, es mejor empezar con rompecabezas de pocas piezas, como los de 3 o 4 piezas. Estos ayudan a desarrollar su coordinación y motricidad fina, así como su capacidad de reconocimiento de patrones. Además, les enseñan a resolver problemas sencillos.

Edades intermedias: A medida que los niños crecen, pueden enfrentarse a rompecabezas de más piezas, como los de 10 o 12. Estos les permiten mejorar su capacidad de concentración y de atención al detalle. También les enseñan a planificar y a pensar de manera más estratégica.

Edades avanzadas: Para los niños mayores, los rompecabezas más complejos son una buena opción, como los de 50 o 100 piezas. Estos estimulan su capacidad de resolución de problemas y su creatividad. También les enseñan a ser pacientes y persistentes ante un desafío.

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