El próximo 30 de septiembre se
conmemora el Día internacional del Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL).
Según los datos, es una patología que afecta entre un7% y un 10% de los niños. Es fundamental la detección temprana de cualquier problema relacionado con el desarrollo del lenguaje y el comienzo precoz de un adecuado tratamiento rehabilitador lo antes posible, que sea clave para evitar complicaciones posteriores.
“(TDL) se caracteriza por la dificultad para
comprender y/o expresar el lenguaje. En ocasiones nos encontramos también
características asociadas a problemas de conducta, de socialización, de
atención y de aprendizaje. Suele ocasionar consecuencias sobre la atención, la
socialización con iguales, dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura
en los primeros años del colegio y alteraciones en la comprensión lectora en
etapas avanzadas de la escolaridad”.
El proceso de adquisición del lenguaje básico, se inicia en el
nacimiento y se completa alrededor de los 6 años. El proceso general a grandes
rasgos es: las primeras palabras aparecen entorno a los 18 meses, a los 2 años suelen
combinar dos palabras, a los 3 años, pueden construir frases, a los 4 años
pueden empezar a mantener pequeñas conversaciones y narrar algunos hechos que
les han
ocurrido, a los 5 años, logran hacer narraciones.
Se desconoce la causa del
trastorno específico del lenguaje, pero no se descarta un componente genético.
Es más probable que los niños con trastorno específico del lenguaje tengan
padres y hermanos que también han tenido dificultades y retrasos en el habla.
Los trastornos del lenguaje en raras ocasiones son causados por falta
de inteligencia y son diferentes a los retrasos del lenguaje.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno específico del lenguaje?
Evidentemente, los síntomas del
TDL son muy variables y los cuadros son dinámicos a lo largo de los años. Los
niños con TDL comienzan la adquisición del lenguaje de modo tardio y desfasado.
- Tienen dificultades para comprender (trastorno del lenguaje receptivo) El lenguaje receptivo se refiere a la capacidad de interpretar y comprender el lenguaje hablado.
- Dificultades para expresarse (trastorno del lenguaje expresivo) El lenguaje expresivo se refiere a la capacidad de usar el lenguaje para hablar.
Presentan dificultades para hacer
frases, para aprender nuevas palabras, para seguir instrucciones, pues su nivel
comprensivo del vocabulario es bajo y dificultades
para recuperar las palabras desde la memoria. Evita el contacto visual cuando
habla. No responde a preguntas sencillas, como por ejemplo, cuál es su nombre o
qué has hecho en el colegio.
Presentan una discrepancia
cognitiva, a pesar de sus dificultades con el lenguaje, el niño se muestra
hábil en la resolución de problemas espaciales, geométricos, figurativos y
simbólicos.
¿Qué tratamientos están disponibles para el trastorno específico del
lenguaje?
Lo idóneo es identificar y tratar
a los niños con trastorno específico del lenguaje a una edad temprana, para
poder entender las dificultades a las que se enfrenta el niño y atender
adecuadamente sus necesidades, a mayor precocidad de tratamiento, mejor
pronóstico. Comenzar el tratamiento temprano puede ayudar a los niños pequeños
a:
- Adquirir elementos de gramática, ampliar su comprensión y uso de palabras, desarrollar habilidades de comunicación social.
- Para los niños en edad escolar, el tratamiento puede centrarse en comprender las instrucciones en el aula, comprender el significado de la información que trasmiten los maestros, organizar la información.
- Trabajar con los miembros de la familia a estimular el desarrollo del lenguaje, dando así continuidad en el hogar a las estrategias utilizadas en la terapia.
Conclusiones
- El lenguaje es una herramienta indispensable para el desarrollo y estructura del pensamiento, la memoria y aprender del contexto que nos rodea.
- Cuando hay alteraciones en el desarrollo del lenguaje puede repercutir en el desarrollo cognitivo.
- El desarrollo de lenguaje influye en la interacción con otros niños. Las habilidades lingüísticas les permiten disfrutar de los juegos cooperativos, que requieren instrucciones y reglas. Cuando un niño no puede expresar lo que siente o no entiende lo que se le dice, puede reaccionar con desinterés, puede interferir en la dinámica y en sus relaciones con los demás.
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