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Funciones ejecutivas en los primeros 5 años

  
Las funciones ejecutivas son las capacidades encargadas de procesar, canalizar y organizar la información, planificar la toma de decisiones y gestionar la respuesta emocional. La Funciones ejecutivas nos permiten entender y establecer un proceso intencional y dirigido a una meta. Han de ser trabajadas desde los primeros meses de vida.  Va a ser el desarrollo cognitivo y emocional que le permitirá entender, adaptarse y resolver las tareas del día a día. 
    Entre ellas destacar: la inhibición, la flexibilidad cognitiva y la memoria a corto plazo. 
La inhibición o el autocontrol. Capacidad para evitar los estímulos distractores internos o externos, se trataría de mantener la concentración el tiempo que cada tarea requiere. Esta capacidad requiere autocontrol emocional para regular la respuesta atendiendo al contexto.
La flexibilidad cognitiva: Capacidad que nos ayuda modificar la respuesta a una actividad, ante las dificultades no esperadas, buscar otros caminos o soluciones. 
La memoria operativa: Capacidad para recordar información que no está presente, dando la oportunidad para comprender y resolver mejor las tareas en que se realiza. . 

    Mejorar las funciones ejecutivas en las primeras etapas es muy importante. Empiezan a desarrollar desde el primer año de vida. Durante esta etapa, el desarrollo del sistema ejecutivo es menos intenso debido al menor grado de activación y desarrollo de las áreas asociativas del cerebro. Será en este periodo infantil 0-4 años una etapa vital para el desarrollo cognitivo, social, emocional y físico de los niños, factores esenciales para regular el comportamiento en situaciones sociales, controlar los impulsivos y seguir las instrucciones. Todo ello necesario para un buen aprendizaje.

 0-12 meses. Iniciación de algunas conductas ejecutivas
Permanencia del objeto. En los primeros seis meses de vida, el bebé recuerda representaciones simples. Sin embargo, si el bebé está jugando con un juguete y lo cubrimos con una toalla, para él, éste deja de existir: no busca el juguete, y se comporta como si no existiera. Será alrededor de los ocho meses, que  ya pueden buscar el objeto que se le ha ocultado y recuperarlo. Esta conducta en sí misma sugiere una forma “inicial” de funciones ejecutivas: mantiene la información que no se halla presente, (la representación del juguete y su ubicación espacial), y planifica su, (levantar la toalla y recuperar el juguete).
Intencionalidad física. Entre el 4-6 mes de vida, se registran los primeros indicios de intencionalidad física. El niño intenta alcanzar un objeto, al principio aparecen hechos accidentales pero que repetidos por agrado, se convierten en intencionales. A partir de los 8 meses inicia claramente una conducta intencional con un fin y unos medios para conseguirlo. Alcanza un objeto, tira de una cuerda para obtener un juguete, retira obstáculos para obtener un objeto. Entre los 9-11 meses va poniendo en marcha formas alternativas de resolver un problemas, para obtener objetos de difícil acceso.
 Aparecen las conductas anticipación: ante la aparición de determinados indicios. Ante la comida, ante juegos de cosquillas, de movimientos previos, reacciones causa efecto. Aprende los efectos de sus acciones. 
Capacidad de compartir interacciones de atención conjunta De las interacciones entre adulto y niño compartiendo situaciones, sucesos con atención conjunta aparecen los primeros gestos comunicativos intencionales. La Atención Conjunta constituye la primera condición sobre la que se construye la comunicación. 

12-24 meses conductas ejecutivas
Planificación. Entre los 12-18 meses el niño es capaz de secuenciar distintas acciones dirigidas a un fin, organiza imágenes para resolver problemas. Usa las primeras estrategias de ensayo –error, explora hasta descubrir cómo abrir una caja o cómo sacar una bolita de una botella, tantea para encajar una pieza redonda en un puzle de encaje. Entre los 18-24 meses muestra organización cognitiva, emparejando objetos o imágenes de objetos y buscando una imagen que se le pide entre un grupo de imágenes en una lámina. 
Resolución de problemas: Entre los 18-24 meses progresa en el uso de acciones e instrumentos para resolver problemas y es capaz de encontrar nuevos formas para conseguir el objetivo ya es capaz de tener representación mental. Puede recordar e inferir por aprendizaje de causa efecto. 
Representación mental: Entre los 12-18 meses da un importante paso en el concepto de permanencia del objeto. Busca objetos escondidos ante su vista, en varios escondites y al instante. Puede buscar un objeto, siempre que solo haya dos escondites posibles. Entre los 18-24 meses la habilidad de representarse mentalmente los objetos ausentes es más evidente. Busca objetos ocultos deduciendo desplazamientos. Busca un objeto segundos después de ver su desaparición y responde a nombres de objetos y personas ausentes. 
Control instruccional: Aumenta la capacidad de hacer algo cuando se lo piden, al final de esta etapa, responde a una petición del adulto en torno al 50/60% de las veces. Al final de etapa se incrementa el control de instrucciones, cumpliendo las órdenes directas simples que se le dan (dame x, dáselo a papa, ponlo en x). Mejora los comportamientos de autocontrol dirigidos a mantenerse en una tarea hasta alcanzar su meta consiguen una mayor estabilidad. 

A partir de los dos años 
Se completan capacidades como la flexibilidad mental y la capacidad para planificar soluciones simples y orientarse en actuaciones a posteriori. 
Representación mental, la atención focalizada y de memoria. Entorno a los 2 años hay un gran incremento de estas habilidades. Si le escondemos un objeto ante su vista en una caja de tres que se le muestran, recuerda con exactitud el lugar donde se ha escondido el objeto. Comienza a repetir frases de do o tres palabras. Uso consistente de estrategias representacionales al hacer puzles de encaje de figuras geométricas (al derecho y al revés) y progresivamente de encajes figúrales más complejos. Planificación y autocontrol. Comienza a controlar respuestas en juegos de turnos de dos participantes. Puede planificar aunque todavía de forma parcial, una secuenciación de acciones, en sus juegos simbólicos (le da de comer al muñeco , lo limpia , lo acuesta..). 




A partir de los tres años 
Mejoras significativas en el control de la atención, control emocional y autoregulación, el tiempo de atención y concentración aumenta permaneciendo periodos más largos con una tarea, así como el control ante las estímulos e impulsos. Puede controlar el impulso inmediato, por ejemplo esperar ante un fuerte estimulo como tomar un dulce. Demorar un deseo . 
La capacidad de planificación en el juego progresa a partir de los 3 años o 3 años y medio (anuncia la intención del juego y busca previamente los objetos que va a necesitar para llevarlo a cabo).
El lenguaje Aumenta considerablemente y se convierte en un regulador de su conducta. 
Clasificación Empareja formas geométricas, tamaños y algunos colores, teniendo en cuenta una variable. Comienza a responder a tareas de categorización,por ejemplo, clasifica por tamaños.
Empatia: Va tomando conciencia sobre los demás y de los sentimientos de los demás, mostrando conductas espontaneas de ayudar, compartir y consolar. También empieza a asumir ciertas normas sociales.

 A partir de los cuatro–cinco años 
A los cuatro años, empieza a inhibir sus respuestas, son capaces de establecer una autorregulación interna de sus actos. Puede iniciar una representación mental de los sentimientos y emociones de otra persona. 
Memoria de trabajo. Recuerda el hecho y la historia básica del cuento. Son capaces de resolver tareas que conllevan múltiples pasos, la planificación de pasos progresivos se incrementa. 
Control de impulsos: Comienza a responder con consistencia a la prueba de la demora de la golosina. Emociones: Va entendiendo las relaciones entre las emociones y sus comportamientos o los comportamientos de otras personas, realizando inferencias o predicciones acerca de ello.



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