Es
muy frecuente en los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (Cdiat),
recibir a familias, que bien son
remitidas por los servicios de pediatría o ante la duda y preocupación, acuden a consultar, ya que piensan que su hijo, no hace lo
que otros niños de su edad. El desarrollo psicomotor de las habilidades del
bebé es, junto con la alimentación, uno de los temas que más preocupa a los
padres. ¿Qué es normal y qué no lo es?, ¿cuáles serían las señales para
preocuparse?
El
desarrollo psicomotor es la adquisición progresiva de habilidades funcionales
en el niño, en distintas áreas:
lenguaje, motora, manipulativa y social, permitiéndole alcanzar independencia y
adaptación al medio. Este desarrollo se produce durante los primeros 2-3 años
de vida, periodo de gran plasticidad y muy sensible a los estímulos externos.
La adquisición de las funciones o habilidades
sigue unos pasos secuenciales, es preciso completar una etapa para alcanzar la
siguiente. Para conseguir
que un bebe permanezca sentado de forma estable, primero necesita tener un
adecuado control de la cabeza, para
caminar primero tendrá que permanecer de pie con estabilidad, etc. Ahora bien, el ritmo de la secuencia de
maduración es variable, varía en función de múltiples factores, no todos los
niños desarrollan las mismas habilidades a la misma edad.
Existen rangos, periodos promedio dentro de los cuales
se pueden alcanzar unas determinadas
habilidades. Por ejemplo, la marcha independiente, (andar solo) se suele
adquirir cerca del año, pero puede ocurrir varios meses antes o después sin
llegar a ser patológico. Es
muchos casos, es difícil definir una línea exacta que separe lo “normal” de lo “anormal”.
Algunos
niños presentan una secuencia lenta para su edad y cualitativamente alterada, en
estos casos hablamos de retraso
psicomotor. Es preciso distinguir el
Retraso Psicomotor Simple o tardanza
normal que es sólo evidente en un área específica, como las adquisiciones patrones
posturales motrices (la mayor parte de las veces, acompañándose de anomalías
cualitativas del tono muscular), el lenguaje o las habilidades de interacción
social, del Retraso Psicomotor Global,
que afecta no sólo a las adquisiciones motrices sino también al ritmo de
aparición de las habilidades para comunicarse, jugar y resolver problemas
apropiados a su edad.
Es importante evaluar a cada niño en conjunto, que
cosas hace en las diferentes áreas del desarrollo (motor, cognitivo, lenguaje,
y social), cómo las hace, y también valorar su evolución.
Cuando
los padres tengan sospechas con respecto al ritmo de desarrollo de sus hijos,
deben consultar con el pediatra, que si confirma sus sospechas les remitirá a
un Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (Cdiat), a fin de que sea
evaluado en su conjunto y en profundidad, valorar
cuidadosamente al niño y hacer un seguimiento.
Algunos de los signos o señales de riesgo más frecuentes
a nivel orientativo, para decidirnos a la consulta, son los siguientes:
A los 3 meses
|
No sonríe en respuesta a
estímulos.
No reacciona
a la voz o los sonidos.
No mantiene la cabeza erguida.
No fija nada la mirada
|
A los 5 meses
|
Tiene las manos cerradas todo
el tiempo.
No
sigue objetos con la mirada.
No tiende sus manos con intención
de coger objetos.
|
A
los 6 meses
|
No se gira cuando le llaman.
No
muestra interés por el entorno.
No
Balbucea.
|
A los 9 meses
|
No permanece sentado sin
apoyo.
No juega con sus
pies llevándoselos a la boca.
No hay manipulaciones con sus juguetes.
|
A los 12 meses
|
Escasamente se mantiene de
rodillas o en posición de gateo.
No se mantiene de pie (cogido a algo).
Parece
no entender consigna u órdenes verbales muy sencillas y habituales para él ,
como ven, toma etc..
|
A los 18 meses
|
Todavía necesita ayuda para
andar.
No se desplaza solo.
No
realiza imitaciones de los adultos como, adiós, palmitas, lobitos, etc.
|
A los 24 meses
|
No responde a la solicitud de
dar.
Se
muestra desinteresado por objetos y juegos.
No dice al menos dos o tres palabras.
|
En
los Cdiat, realizamos una valoración global del niño, según su edad y
necesidades. En dicha valoración intervienen los profesionales que consideramos
pueden aportar datos relevantes, Fisioterapeuta, pedagogo, psicólogo, logopeda.
De esta forma, establecemos un plan conjunto de estimulación.
Existen
tablas y test de desarrollo que nos ayudan a valorar si existe una desviación
de la normalidad o no. Estas pruebas se realizan e interpretan en el contexto
de los grandes cambios que los niños pueden realizar a lo largo de su
desarrollo. Son útiles para tener una referencia objetiva del desarrollo de un
determinado niño de acuerdo a los estándares de la población general; diferencian
bien a los niños con retraso psicomotor.
En la mayoría de los casos,
detectar tempranamente el retraso psicomotor puede mejorar la calidad de vida
del niño afectado. En este proceso de desarrollo y en estos primeros años de
vida, es básica una adecuada
estimulación ambiental de los sentidos y un rico entorno psicoafectivo, siendo
las familias los primeros actores de este cambio, por lo que necesitan saber cuánto
antes, qué ocurre y cómo actuar.
La ausencia
de un diagnóstico específico no puede demorar la derivación de un niño con
sospecha a un Centro Cdiat, para tener atención especializada y procurar amortiguar
sus dificultades.
Comentarios
Publicar un comentario