Cuando nace un bebe antes de lo previsto, suele ocurrir que las primeras experiencias con el tacto humano pueden no ser muy agradables y placenteras: agujas, tubos, luces brillantes. Los bebes pasan de la cálida y tranquilizadora protección que ofrece el vientre materno a permanecer largos períodos de tiempo hospitalizados, con momentos de contacto reducido, debido al aislamiento que impone la incubadora. Esta situación, puede provocar en el bebe un rechazo temporal a toda manipulación, resistiéndose al contacto físico, llorando cada vez que se les toca. Por ello es fundamental, restablecer y normalizar cuanto antes el contacto físico a través de las caricias, los toques y sensaciones placenteras. Los primeros contactos se realizarán ya en el hospital, a través de la implicación familiar con el método canguro y cuando llegan a casa, la envo...