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Comunicación y escucha con niños

 

 La comunicación con nuestros hijos se establece desde el mismo momento que nacen. Inicialmente con miradas, abrazos y ternura, a medida que crecen se vuelven más curiosos y con el desarrollo del lenguaje se van estableciendo rutas, mecanismos y estrategias que nos permiten acompañarlos con sus inquietudes, preguntas, dudas.

En la comunicación con nuestros pequeños, el dialogo diario ha de hacerse con un lenguaje claro, en ambiente tranquilo, de respeto y seguridad, atendiendo también a nuestro lenguaje no verbal, pues este expresa mucho de lo que decimos con nuestro cuerpo. Las miradas, un gesto, el contacto ocular o el tono de voz que empleemos van a expresar mucho sobre lo que comuniquemos. Todo influye en la comunicación que queremos establecer con nuestros hijos, en los cimientos para crear buenas experiencias en el desarrollo de su día a día y hemos de ser un ejemplo, un modelo.

Si queremos que nos escuchen, hemos de hacerles sentir escuchados, validados, disponibles ante sus necesidades, para ello, es importante durante la escucha mirarlos a los ojos con adecuado contacto ocular, atención sostenida, sin interrupciones, respondiendo a sus preguntas y dando valor a sus intereses, dejándoles expresarse de forma espontánea usando momentos en los que la familia esta junta, en la comida, cena o compartiendo juegos.

Algunas ideas para generar una buena comunicación

Captar su atención.

Es fundamental que cuando solicite su atención esté conectado con usted. Acérquese al niño, póngase a su nivel, tóquelo ligeramente, comente sobre lo que él está haciendo, así será más fácil que le escuche. 

Cuando haya captado su atención y se miren, entonces será el momento de iniciar lo que le quiera comunicar. Evitará el habito en el menor, de no prestar atención cuando oye la voz de los padres.

Póngase a su altura. Es más fácil la comunicación si hay mirada compartida. Evite la diferencia de altura.  Como ya hemos dicho el dialogo no se produce solo a través de las palabras,  entran en juego elementos no verbales que hay que cuidar. Estando a su altura para el niño es más fácil empatizar con el adulto e interpretar sus gestos.

Escuchar al niño

Para establecer una buena comunicación, es básico transmitirles que aquello que nos anuncian y nos cuentan  es muy es importante para nosotros. Hemos de atenderles mostrando empatía hacia sus preocupaciones y peticiones. Es necesario que se sientan tenidos en cuenta y que perciban que sus comentarios son muy válidos para los padres. Escuchemos para comprender.

 El niño aprenderá atendiendo a sus modelos, imitando a los adultos. Si le oímos será más fácil que él también aprenda a escuchar.  Escucharles es dedicarles tiempo, mostrarles afecto, estimularles y dar respuesta  a sus inquietudes.

Comuníquese sin grandes discursos

Si usamos un lenguaje demasiado elevado a la edad del niño y demasiado largo en nuestra comunicación, habrá muchas posibilidades de perder  su atención. Es conveniente utilizar palabras simples que comprenda sin esfuerzo, fáciles de entender

 Mantenga  la calma.

Si tenemos que comunicarles  el cambio de alguna conducta que no nos agrada, hemos de evitar los gritos, pues con esa actitud, están menos predispuestos a escuchar y no prestaran atención y en ocasiones sus conductas son la opuestas a las esperadas gritos, enfados, huida, llanto etc. En ese camino y sus consecuencias el diálogo se rompe. Hablando tranquilo, serio, las posibilidades de la comunicación son mayores. Háblale en positivo, pues tendrá más impacto. Las críticas continuas desmotivan, evitemos que se sientan juzgados, se pueden bloquear y desilusionar la comunicación. Ayudémosles a encontrar soluciones.

 Establece rutinas.

Es importante establecer rutinas en las tareas diarias, que vayan adquiriendo desde pequeños. Cuantas  más rutinas tienen asumidas es más fácil la convivencia y mejor comunicación podemos estables con ellos. Si asumen las rutinas,  menos órdenes  habrá que dar y la comunicación será positiva.

Transmítanles lo mucho que valoran que puedan  conversar y todos sus esfuerzos por mejorar.

  • Que sientan que les apoyan.
  • Ayúdeles a reflexionar sobre los errores o conductas no deseadas.
  • De ejemplo, los padres son su modelo, demuéstrele su atención y escúchele.

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