Si quieres que tus hijos mantengan
los pies sobre la tierra, no olvides colocar algunas responsabilidades sobre
sus hombros
El desarrollo de la autonomía es
prioritario en la educación de los niños. Gracias a la mejora de su autonomía,
el niño será capaz de realizar por sí mismo y sin la ayuda de los demás
aquellas tareas que son propias de su edad.
Un niño autónomo es aquel que es capaz de
realizar por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su
edad y de su entorno socio cultural.
– Un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requiere
ayuda continua, con poca iniciativa, de alguna manera sobreprotegido.
La autonomía está ligada al desarrollo de la responsabilidad,
van de la mano. Cuando el niño hace cosas por sí
mismo, puede aprender que sus actos tienen consecuencias y valorar las mismas,
puede entender la importancia de hacer las cosas con responsabilidad.
¿Qué pasa
si no se promueve la independencia en la infancia?
Lo contrario de promover la
autonomía es tener sobreprotección por
parte de los padres, que terminan construyendo una relación basada en una dependencia
muy negativa para sus hijos. La sobreprotección envuelve
al niño en un halo que le impide madurar adecuadamente
Cómo enseñar a ser autónomos a los niños - Hábitos de autonomía
Involucrar a los niños en las
actividades y tareas cotidianas en el hogar pues, desde el consentimiento
y la
motivación, en lugar de ser una obligación que los niños
terminen percibiendo como una carga. ¿Qué haces tú para fomentar la autonomía
de tus hijos?
El aprendizaje de la autonomía en
la infancia depende de dos factores:
1 - Del ritmo madurativo del
niño, ya que no todos los niños se van desarrollando de la misma
manera ni al mismo compás.
2 - De
la educación recibida de sus padres. Siendo este el factor más
importante y un componente que se puede controlar.
¿QUÉ HÁBITOS ENSEÑAR?
¿Qué cosas le pido a mi hijo, en qué momento y atendiendo a
que características y capacidades.?
Consejos
para fomentar la autonomía en los niños
Puede parecer que con 5 años los niños son muy
pequeños para que , en esta etapa (y en las anteriores) debemos sembrar las
semillas que les ayudarán a ser adultos responsables, con una buena autoestima
y capaces de tomar decisiones.
Debemos
tener en cuenta que estas actividades no las realizarán a la perfección al primer
momento, por lo que es necesario darles ánimo para que practiquen. Además, nunca las podemos plantear como la necesidad
de quitárnoslas nosotros de encima, sino de implicar
a nuestros hijos para educarles en la responsabilidad y la autonomía.
Debemos de dejar hacer y dejar de proteger en
exceso. A veces frenamos su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían
hacer ellos. Entorno a los 20/24 meses el niño tiene capacidad para ser
autónomo en pequeñas acciones cotidianas. Si protegemos en exceso, le enseñamos
que los que saben hacerlo son los adultos y le vamos acomodando,
desarrollaremos una actitud cómoda.
El desarrollo de la autonomía es un proceso
gradual que debe adaptarse a la edad del niño. Es importante proporcionar
experiencias para que el niño pueda desarrollar su autonomía pero teniendo en
cuenta su edad y su nivel madurativo, así como ritmo de desarrollo. Exigirles
demasiado sin que estén preparados para ello, puede tener consecuencias
negativas. La etapa del “yo solo” por la que pasan los niños puede ser
muy estresante para los padres pero es fundamental para el correcto desarrollo
de los niños y debemos ayudarles pero no impedirles que desarrollen actividades
por sí mismos.
·
Aprovechando los momentos relajados en familia.
·
Que le exijamos algo adecuado a su edad.
·
Hacerlo siempre y en todo lugar: todos los días.
·
Preparar lo necesario: si le vamos a exigir
guardar sus juguetes, hay que prepararle un lugar adecuado. Hay que explicarle
muy clar
ito y con pocas palabras qué es lo que queremos que haga, dándole
seguridad: “Desde hoy vas a ser un chico mayor y te vas a lavar la cabeza tú
solito, sé que lo vas a hacer muy bien”.
·
Enseñarle a través del modelaje: mostrarle cómo.
·
Pensar en voz alta mientras lo haces: “Primero
me mojo bien la cabeza, después me echo un poco de champú en la mano…”
·
Elogiarle los primeros avances.
·
Poco a poco disminuir la ayuda.
·
Las prisas no son buenas: preparar el tiempo
necesario, al menos al principio.
·
Hay que revisar cómo va realizando lo que se le
encomienda. Si un niño está aprendiendo a peinarse tenemos que revisar que ha
quedado bien.
·
Debemos dejar que ensayen que se
equivoquen, que se mojen, que se manchen, que se caigan…
·
La actitud del adulto debe ser
siempre amable y empática, ambiente relajado y sin prisas. Siendo ejemplo.
·
Hay que
buscar actividades que los pequeños puedan realizar, es decir, que
sean apropiadas para su edad y momento madurativo. Se debe explicar qué tiene
que hacer y cómo lo tiene que hacer, de manera clara y con pocas palabras, en
un ambiente relajado y sin prisas.
·
Será la práctica diaria y
repetitiva pues todos los días nos lavamos las manos, siempre en
circunstancias similares, todos los días nos cambiamos de ropa y nos bañamos en
horarios similares, etc..
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