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Celos entre pequeños

 


    


Con la llegada de un nuevo hermano a la familia se puede ver alterado nuestro día a día, nuevos horarios, nuevas rutinas, nuevas necesidades que atender, pero  sobre todo el cambio será  para los hermanos. Los celos infantiles pueden aparecer, recordemos que  son normales, son inevitables, por lo que tendremos que  facilitar las herramientas y estrategias para que los peques sepan afrontar la situación.

    Los celos son un estado  afectivo  emocional, tienen miedo a perder o ver  reducidos el  cariño y  la atención de los padres. El niño manifiesta celos  pues cree que es menos querido que antes. Ha crecido solo  con sus padres, ha sido el único  centro de  atención y ve  de pronto  que su  madre desaparece de casa unos días y, a la vuelta, el centro de la vida familiar pasa a ser otro.

       Déjale que exprese cómo se siente con su llegada y los días o semanas posteriores a la llegada de su hermano. Dele tiempo para que se conozcan. Los principios son duros y requieren periodos más o menos largos. Va a presentar sentimientos ambivalentes que le generan ansiedad y confusión. Esto significa que la misma persona que les genera un fuerte sentimiento de atracción, agradable y noble, también les puede producir lo contrario.

Cambios de conducta

    Trascurridos los primeros días, en los que el niño está atendiendo e intentando entender  la nueva situación de transición, pueden aparecer  reacciones  negativas, rabietas, comportamientos regresivos, rechazo.  Esta situación se verá más acuciada  si el niño es menor de 3 años, ya que aún no tienen sus capacidades de comunicación desarrolladas para  expresar bien sus emociones.

    Podemos encontrarnos con conductas de  retorno a comportamientos  de mayor infantilismo  o ya superadas, pedir papillas, dormir en la cuna, el chupete, pedir ir a la cama de los padres, etc. También, conductas como lloro frecuente y sin motivo aparente. El niño puede encontrarse más nervioso, le cueste dormir, necesite más ayuda para comer, se vuelva menos independiente y más inseguro, olvidarse de ir al baño, hacer pis en la cama, etc...  Es resultado de la tensión emocional que está viviendo, y que no sabe cómo gestionar, ya que no tiene las herramientas necesarias para ello. Lo normal es que cuando acepte la nueva situación, estos comportamientos desaparezcan solos.

    Pensemos  en sus sentimientos, él no sabe qué pasará, ahora el bebe es lo importante y los papas también están más nerviosos y por eso le hemos de explicar y ayudar a que lo entienda. Debemos estar alerta de no pedir conductas más adultas al niño de lo que sería adecuado.  Le tenemos que dar tiempo y aceptar ciertos sentimientos negativos hacia nosotros o hacia el bebé.

Papel de los padres

    Es una etapa en la que cada miembro de la familia debe recolocarse en su nuevo lugar y esto implica también un nuevo papel para el niño que acaba de tener un hermano. Pero a diferencia de los adultos, a él nadie le ha enseñado a interpretar este un nuevo papel. Esa será la labor de los padres, que se centra en acompañar a este proceso de aprendizaje, ayudar en la medida de lo posible a gestionar las emociones que pueden surgir, dar a cada uno su espacio propio e individualizado.

    Los padre deberán de evitar  frases que recriminen sus acciones: "No lo toques", "Aléjate que no me fío de ti", "Que se te va a caer".. y estimular otras de acercamiento, "Qué bien lo cuidas" "Eres muy responsable", "Ven que lo vas a bañar muy bien". Involucrando al niño en tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.    Podemos facilitar actividades de colaboración cuando atendemos al pequeño puede colaborar,  en el  bañarlo, a dormirlo, a vestirlo etc.. Le estaremos enseñando que la “novedad” es agradable y así lo vivimos siendo  más fácil aprender a querer y respetar al bebé.

     Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas. Tampoco caigamos en el error de minusvalorar al recién nacido.  Se trata de que el mayor se sienta seguro y se vaya ubicando, poco a poco, en su nuevo rol dentro de la familia y se  vaya sintiendo más seguro, no más competitivo.

    Guardar momentos para estar con el hijo a solas, dedicarle momentos de exclusividad, compartir salidas, juegos, etc... y que papá y mamá se vayan alternando, para que sean momentos con los dos.

 No ser muy estrictos ante comportamientos más infantiles, entendamos sus sentimientos. Que se hable con él cuando venga gente a conocer al pequeño y que otros familiares pasen tiempo con él.

 Mantener sus rutinas en la medida de lo posible. Seguir leyendo con él, el cuento antes de dormir. Reforzar los buenos comportamientos.

 


     Cuentos que nos ayudan a mitigar los celos


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