La
felicidad de nuestros hijos, no será equivalente a su nivel de inteligencia,
sino a la capacidad de desarrollar habilidades emocionales y sociales de adaptación
al entorno. En la primera infancia estas habilidades se pueden aprender a
través de los cuentos.
Cuando
un padre comparte un cuento………
¢Cuando un padre cuenta un cuento a un hijo lo carga de
emocionalidad, pues en la expresión del mismo no sólo utiliza lenguaje oral,
sino también infinidad de complementos expresivos como gestos manuales, faciales,
sonrisas, miradas complices, tonalidad , cambios de voz, etc.
¢Cuando un padre cuenta un cuento pone en marcha una dinámica
afectivo emocional del tacto, proximidad, de abrazo, de protección, de
seguridad.
¢Cuando un padre cuenta un cuento crea un espacio, un momento
de encuentro emocional de complicidad entre ambos, se crea un punto de
comunicación y en este proceso, se trasmiten continuamente no solo información
sino afectos.
¢Cuando un padre comparte un cuento con su hijo le esta
ayudando a desarrollar su imaginación, aprender a sentirse en la piel del
personaje del cuento, a ser otro, a sentir empatia, a conocer sus emociones, a
vivir en otras vidas, le ayuda a imaginar, imaginar le ayudarás a comprender
nuestra realidad.
¢Cuando un padre comparte un cuento genera emociones, ayuda a comprender y desarrollar estados de ánimo
que influirán en su conducta y en las posteriores relaciones con los demás. El
niño tiene que aprender a reconocer sentimientos y aprender las consecuencias
de los actos y por tanto esta aprendiendo también a controlar emociones.
¢Cuando un padre comparte un cuento contribuye al
desarrollo de la creatividad, ayuda al desarrollo del lenguaje, favorece el
desarrollo de la atención, la emoción del cuento alerta todos sus sentidos.
¢Cuando un padre cuenta un cuento a sus hijos no solo
trasmite una historia, sino un estilo de expresión de comunicación y una valiosísima
forma de trasmitir valores.
Por
todo lo expuesto es claro que fomentar la inteligencia emocional de nuestros
peques requiere necesariamente de los papas, de su tiempo, de sus juegos, de sus miradas, de
sus sonrisas y de sus habilidades para interactuar con ellos.
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