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Desarrollo vestibular.






        Hoy hablaremos de un tema, que en Atención Temprana es un área de trabajo fundamental y básica. 

              Desde los primeros días que comenzamos a intervenir con los bebes, hasta que dejan el CDIAT (6 años), incluimos en su programación actividades para desarrollar el sistema vestibular.

¿En qué consiste la estimulación vestibular? Es un conjunto de ejercicios que ayudan a regular el sentido del movimiento y del equilibrio. Sabemos que el equilibrio permite al cuerpo mantener una postura estable compensando la acción de la gravedad, situar nuestro cuerpo en el espacio y controlar nuestros movimientos con respecto al mismo. A lo largo de los primeros años el bebe, esta en constante avance y evolución de su control postural (movimiento y equilibrio), pasando por distintas fases como, control cefálico, volteo, sedestación, arraste, gateo, bipedestación, marcha rápida ,correr, trepar etc., etc..
Tres son los sistemas que participan en la trasmisión de información que permite al cerebro organizar y desarrollar un buen control postural y equilibrio. 
A-Sistema del oído interno o sistema vestibular. Anticipa información sobre los cambios y prevé las adaptaciones necesarias para realizar un desplazamiento correcto.
B-Sistema visual. Permite mantener estable la mirada y la imagen en la retina. Los ojos giran en la dirección opuesta a la cabeza. Esta estabilidad de la mirada es una clave del equilibrio.
C-Propioceptores: Son unos receptores repartidos por todo el cuerpo, que informan del funcionamiento armónico de los músculos, generando una adaptación del tono muscular para afrontar la nueva situación motora. Calculando la velocidad y dirección de los movimientos que se han de realizar ante cada nueva situación.

¿Que ocurre si el sistema vestibular no tiene un adecuado funcionamiento? En los bebes podemos apreciar dificultades para mantener la cabeza erguida, para mantenerse sentado sin ayuda, retraso en el gateo, tardanza en la marcha independiente etc. En los más mayorcitos, dificultad en sortear obstáculos con un mayor número de caídas, deficiencias de equilibrio, coordinación etc.

¿Cuál será el objetivo de la intervención? Enseñarles a controlar sus percepciones y ayudarles a elaborar las respuestas adecuadas. Será a través de la práctica organizada y sistemática de movimientos en cadena, como podrá dar una respuesta correcta a las demandas del entorno.
¿Qué ejercicios podemos poner en práctica? Si observamos atentamente las conductas de los papas con sus hijos, vemos como de forma intuitiva se realizan juegos activos y de movimiento que proporcionan una adecuada estimulación vestibular y propioceptiva. Siendo conscientes de su importancia, seguro que los padres reforzarán su frecuencia.

 En los primeros meses:
• Los acunamos con ligero balanceo, les agrada que los muevan en forma suave y rítmica. De delante hacia detrás, de derecha a izquierda, de arriba abajo.
 • Los estrechamos contra nuestro cuerpo cuando estamos sentados o andando. Los trasladamos de distintas maneras, de espaldas, frente a nosotros, boca abajo boca arriba.
• En los momentos de cambio de pañal, lo giramos boca abajo, boca arriba, les incorporamos las piernas etc.
• En períodos de juego lo levantamos hacia arriba, le damos alguna vueltas, lo bailamos, etc.
• Jugamos en colchoneta a girarlo y en general lo dejamos en el suelo para que su cuerpo ruede, se desplace y experimente. Aquí en el momento suelo, estimularemos enormemente el sistema propioceptivo, encargado de trasmitir información correlacionando y armonizando las partes de su cuerpo y el espacio que en ese momento ocupa.



En los primeros años:
Como padres podemos cuestionarnos, ¿por qué a nuestros hijos les gustan y disfrutan con estos juegos de movimiento?. La estimulación vestibular aporta al niño unas sensaciones, emociones, efectos muy satisfactorios y agradables que le inducen de forma inconscientes a repetirlos, contribuyendo de esta manera a ejercitar y desarrollar unos objetivos muy concretos, entre ellos el equilibrio y la coordinación.
Podemos animarlos a juegos del tipo, caballitos de feria, camas hinchables o elásticas, piscinas de bolas, columpios, módulos multijuegos que forman estructuras modulares de laberintos, puentes colgantes, toboganes, túneles, etc.
El niño y el juego son compañeros de viaje inseparables. Siempre hemos de facilitarles el juego y no olvidar que debemos de formar parte de el.





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