La
familia ejerce un papel fundamental en el desarrollo del niño y más intenso en
los primeros años de vida. En las áreas afectivas, cognitivas, de lenguaje y
comunicación y área motora.
La
familia es el lugar donde se aprenderán normas, valores y pautas de actuación,
comunicación, habilidades sociales y emocionales. La familia es el ambiente más
estable y donde pasan la mayor parte del tiempo.
Por
todo ello, la atención temprana tiene dos fotos de intervención, el niño y su
familia, dando respuesta a sus necesidades.
La
familia para participar plenamente en su tarea de fomentar el desarrollo del
niño se tiene que sentir competente, acompañada, apoyada y confiada en la toma
de decisiones. Para que un programa de intervención temprana sea eficaz, es
vital la colaboración entre los profesionales y la familia. Al trabajar juntos,
los padres y los profesionales pueden asegurar que las intervenciones se
mantengan coherentes tanto en el hogar como en otros entornos.
Los
profesionales de los servicios de atención temprana han de estar en continuo
contacto y colaboración con la familia para dotarlos de recursos y herramientas
para estimular a sus hijos. Con objetivos funcionales basados en las
prioridades del niño y la familia.
Al
llegar al centro los padres y el niño, el servicio elabora una evaluación tanto
del nivel del niño como del entorno familiar y sus necesidades. De esta
evaluación surgen las prioridades y objetivos a cubrir, se realiza
posteriormente un plan individual de trabajo en el que la familia también tiene
parte de colaboración. Ya que parte de esos objetivos se incluyen en las
rutinas familiares (comida, aseo, sueño, juego.).
Este
proceso requiere de una evaluación continúa adaptándose cuando sea necesario
objetivos y actividades.
Los
padres deben entrar con frecuencia las sesiones de terapia, ver cómo se
trabaja, observar las técnicas utilizadas y tomar modelos para su posterior
intervención en casa, también ayudara al terapeuta a conocer más al niño sus
gustos, su personalidad.
La
colaboración activa de la familia en el programa de intervención facilita y
estimula la generalización de los aprendizajes al hogar y facilita el
desarrollo del niño en todos los ambientes, constituyen una pieza clave en la
propia intervención.
Las
familias requieren de formación y son los terapeutas los responsables de apoyar
y fomentar su colaboración competente. Para completar esta necesidad se trabaja
con los siguientes recursos:
Se
realizan talleres. La orientación y formación sobre las dificultades de sus
hijos es necesaria, a través de los talleres se podrá dotar a la familia de
herramientas prácticas, y también muy importante, se va generando una
comunicación afectiva y continua, compartiendo preocupaciones, progresos,
tomando nuevas decisiones.
Colaboraciones
padres a padres. Familias ya formadas son un adecuado estímulo para las nuevas
incorporaciones. Las familias tienen necesidades de apoyo emocional. Entrar en contacto con otros padres y
situaciones similares les permitirá expresar emociones, ser escuchados,
desahogos, compartir experiencias sintiéndose comprendidos e
identificados.
La familia ocupa uno de los ejes básicos en el proceso de Atención Temprana, sin su colaboración será difícil alcanzar los objetivos propuestos.
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