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No abusemos del "NO" en la educación

 


    A lo largo del día  y en la relación con nuestros hijos, recurrimos continuamente al “NO”, no corras, no grites, no saltes, no toques eso etc. Lo hacemos con el fin de controlar su comportamiento, pero al hacerlo permanentemente,   enviamos un mensaje negativo, y hacemos que pierda efectividad. Debemos tener un equilibrio entre la permisividad y los mensajes negativos. No hemos de olvidar que es importante poner límites a los hijos, pero de forma positiva,  necesitan normas y límites para sentirse seguros y son los padres los responsables de conseguirlo. La manera en que les hablemos puede condicionar su comportamiento.

En algunas ocasiones es necesario recurrir al  “NO”, en situaciones para proteger a nuestros hijos de ciertos peligros  de seguridad, salud, o limites muy importantes. Por la edad, en ocasiones aún les costará entender, pero siempre se dirá de forma respetuosa, con escucha activa, sin gritos. Habrá situaciones en que los niños aprendan, que es una palabra que se utiliza y que también deberán aprender a tolerar la frustración y a saber utilizar en momentos puntuales de su vida. Lo ideal es que exista un balance entre el sí y el no.

Si utilizamos menos el no y cambiamos el mensaje expresando lo mismo,  podremos ser más efectivos al aplicar los límites y las normas, serán más conscientes de las consecuencias de sus actos, se mejora el ambiente del hogar al disminuir los enfados de los niños. El uso de frases positivas en realidad tiene la capacidad de establecer límites más claros que la propia palabra no. Es más fácil decirles exactamente lo que queremos que hagan.

Como padres, empezar a utilizar menos el “NO” implica paciencia y perseverancia, supervisión  y redirección cariñosa de la conducta. Un niño  menor de 5 años, en ocasiones no es capaz de entender la causa y el efecto de su acción y les cuesta interpretar lo que sucede.

Orientaciones para reducir el “NO”

1 - Sugerir otra cosa que puede hacer, darle alternativas. Utilizamos otras estrategias para indicar aquello que sí pueden hacer. Cuando les decimos lo que no queremos que hagan, sin ofrecerles ninguna alternativa pueden sentirse perdidos y no saber qué esperamos realmente de ellos/as. En lugar de responder automáticamente que no, démosles opciones entre las cuales pueda elegir.

2 - Explicarle qué ocurrirá si hace lo que quiere, Explicar las consecuencias del acto o el comportamiento que queremos evitar. Le ayudara a entender la causa de por qué le negamos

3- Redireccionar su atención hacia otro tema.

 

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