Poco a poco, en estas últimas generaciones de padres se ha ido consolidadando la idea de que los niños son frágiles, que no van a medir el riesgo
de las situaciones que se van encontrando en su quehacer cotidiano. Pero hemos de tener en cuenta que los niños tienen necesidad de probar cosas nuevas
y emocionantes en todo momento, lo
cual no quiere decir que lo que hagan tenga que ser peligroso, sino que tienen
que experimentar lo que es.
Con el paso del tiempo las familias han pasado de un estilo autoritario a otro demasiado sobreprotector.
1ºEl tipo de sociedad en la que vivimos. Grandes ciudades en la que cada vez se tiende a vivir más
encerrados en casa por miedo a que nos ocurra algo fuera de ella. Demasiados
coches, ruidos, noticias de robos, reyertas, … junto con pocos parques y lugares al aire libre
donde los niños puedan salir a correr, saltar, brincar y desahogarse influyen
poderosamente en un estilo de crianza sobreprotector.
2º El retraso de la maternidad. Padres cada vez más mayores y con menos hijos, tiene como consecuencia que se vuelquen en la crianza de ese hijo único, o como máximo en 2 pequeños, que centren excesiva atención, cuidados y que deseen protegerle a toda costa de cualquier eventualidad.
¿Qué entendemos por padres sobreprotectores?
1. La sobreprotección consiste en aislar al niño de todo peligro, con supervisión continua, programando su vida minuto a minuto, mimarlo demasiado, creando una dependencia hacia los padres.
2.
Los padres se sienten hiperresponsables. Hay mucho
miedo a que los hijos sufran, una caída, un arañazo en la escuela infantil, una
frustración, un desengaño, miedo a que
se ensucien, a que se resfríen etc.
3. Intervienen permanentemente en los juegos de sus hijos, no dejando que ellos resuelvan los conflictos.
4.
Ralentizan su autonomía en diversos aspectos de
la vida, como ejemplo en el desarrollo
de los hábitos básicos, tales como, comer, aseo.. piensan, no lo hacen bien , tiran mucho, van
lentos... y lo solucionan, dándole de comer, lo visten, en general hacen sus
tareas, aun cuando ya están capacitados para hacerlo o están aprendiendo.
5.
Los niños tienen que comenzar a tener ciertas
responsabilidades desde muy chicos. No les podemos dar todo hecho, todo
resuelto.
Desde luego los padres tienen la obligación de cuidar, acompañar y aportar un ambiente saludable. Pero cuando esa seguridad se convierte en control excesivo en hipervigilancia, que generalmente se basa en el miedo, creamos una burbuja que les impide desarrollarse de forma sana.
Las emociones negativas forman también parte del proceso de la vida y, si bien podemos estar ahí como apoyo emocional, hay problemas que cada niño debe resolver por sí mismo. Ellos han de explorar y experimentar lo bueno y lo malo.
NO DEBEMOS CONFUNDIR PROTECCIÓN CON SOBREPROTECCIÓN
Cuando son pequeños nos necesitan y dependen de nosotros para casi todo pero a medida que van creciendo tenemos que fomentar su individualidad y autonomía.
PARA CRECER HAN DE APRENDER A CONTROLAR SUS MIEDOS
Y A TOMAR
DECISIONES.
Consecuencias
Las consecuencias de educar con sobreprotección son tan importantes que debemos tener presente que lejos de proteger a nuestros hijos en ocasiones les dañamos más de lo que intentamos.
1. Se pueden convertir niños acostumbrados a recibir un exceso de atención y cuidados hacia su persona.
2. Caprichosos, proclives a los rabietas. Prolongar
las rabietas más allá del tiempo lógico. Quejumbrosos, insatisfechos, poco
tolerantes a la frustración.
3. No aprenden a tomar decisiones, indecisos, poco
resolutivos para afrontar y solucionar problemas. Por tanto menos creativos y más ansiosos si no tienen ayuda .
4. Les cuesta mucho asumir responsabilidades y a asumir las consecuencias de sus
actos.
5.
Tendencia a explotar cuando no obtienen lo que
quieren.
6.
Dificultad para regular sus emociones
¿Qué puedes hacer?
2. Permanezca
a su lado cuando lo necesite,
pero para apoyarle, no para solucionar sus problemas y realizar sus tareas.
3. No le de todo lo que pida o todo lo que como padre cree que necesita. Muéstrele el valor del esfuerzo y las enseñanzas que encierran las dificultades y la frustración.
Enseñar
a los niños el valor del esfuerzo y la perseverancia es la clave para formar
adultos responsables.
4. Trátele de
acuerdo a su edad. que coma solo o se vista cuando ya sea capaz de hacerlo, y a medida que va haciéndose más mayor, vaya añadiéndole nuevas
tareas. Es importante educarles en la responsabilidad, para que los niños
asuman las consecuencias de sus actos.
5. Aprender
de los errores: es importante que nuestros hijos aprendan de sus errores y fracasos. Déjeles que se equivoquen
y no se adelante a sus errores. La experiencia es fundamental para un buen
aprendizaje.
6.
Tolerancia
a la frustración: es muy importante saber manejar la frustración y los tiempos de espera. La vida
cotidiana tiene continuos momentos que implican incertidumbre, aburrimiento
y ansiedad. Es necesario que permitamos que se enfrenten a estas situaciones y aprenden a resolverlas.
7.
Establezca
límites claros:. Decir
“no” o un “sí condicional” son una manera de mostrar nuestro cariño a los más pequeños no se debe entender
como un castigo, sino como un aprendizaje y adaptación.
8. Han de aprender a dominar sus impulsos, deseos y voluntades desde que son muy
pequeños. De este modo, aprenderán a controlarse y a esforzarse para conseguir lo que desean.
Aprenderán que a esforzarse, lo que les ayudará a conseguir y alcanzar lo que se proponen.
9. Un proceso lento. Es necesario tiempo, paciencia, renuncias y sacrificios. Sin embargo, sin este esfuerzo, no se conseguirá nada con los niños.
·
Quieren, por supuesto, una vida mejor para sus
hijos, con menos exigencias y más comodidad.
· Los niños tienen que aprender el valor del esfuerzo, su beneficios y valor.
Autonomía, sin prisa pero sin pausa
Autonomía y rutinas, aprendo en casa
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