Entre los 2 y 5 años puede aparecer una tartamudez de tipo evolutivo, que se caracteriza por repeticiones de palabras y algunos bloqueos, es un proceso por el cual no todos los niños pasan. En este periodo o fase se produce una gran expansión lingüística del niño con aumento de vocabulario, complejidad fonética, desarrollo de nuevas habilidades comunicativas, frases más largar, narraciones de los hechos etc. Esta evolución unida a una inmadurez neurológica en el procesamiento del habla y del lenguaje, puede llevar a esas repeticiones y bloqueos. Cada niño tiene un ritmo diferente en la adquisición del lenguaje, pero las etapas suelen ser similares, una de ellas podemos considerar la disfluencia evolutiva. La recuperación es espontanea. Las manifestaciones más comunes suelen ser: dificultades al inicio de palabra o de frase, tendencia a repetir un apalabra o fonema, alargar sonidos.. Cuando apreciamos alguna de estas dificultades o disfluencias hemos de consultar con u
El diagnóstico del TEA por medio de marcadores biológico/médicos, actualmente no se puede obtener. Es preciso realizarlo mediante una valoración basada en conductas observadas por especialistas diversos (médicos, psicólogos, pedagogos). La valoración ha de tener en cuenta aspectos conductuales, familiares y sociales. Valoración genética, psiquiátrica, evaluación psicológica (cognitiva, adaptativa, de comunicación, conductual, pedagógica y familiar). Un diagnóstico precoz es fundamental para comenzar a intervenir en atención temprana, a fin de estimular el desarrollo del niño y colaborar con las familias dándoles competencias para intervenir en el hogar. Aunque cada niño es diferente, existen unos patrones comunes que nos ayudan a identificar características propias del TEA, indicadores de alerta. No todas las señales de alerta se dan en el mismo momento ni en todos los niños, pero si es conveniente si se detectan algunas de ellas, comenzar una adecuada exploración que confi